jueves, 4 de octubre de 2012

Agradecer en la escasez y la abundancia.


Llegas a casa, con ganas de comer arroz, unos filetes de carne, un buen plato de pasta, tortilla de patatas... algo de lo que más te guste, y te encuentras con un plato de lentejas o de judías (sin menospreciar estas comidas) y te enojas, dices que no quieres, gritas... etc. En ese momento, podrías pensar que hay personas y niños que no tienen ninguna elección de estas. A veces nos quejamos también, de que otros hacen viajes que no podemos hacer, cuando otros no pueden ni salir de su aldea por peligro a que sean devorados por los leones u otras fieras. También nos sucede que nos quejamos porque no nos gusta nuestra ropa y queremos nueva si o si, cuando hay otros que llevan todo el año la misma camiseta (si es que la tienen). Debemos considerar lo privilegiados que somos, como Dios nos bendice, y sobre todo, agradecidos. Cada día podemos desayunar, comer y cenar; tenemos ropa y calzado que ponernos, seguro que tienes agua corriente en tu casa y un calentador para ducharte (mientras otros se bañan en el río). Consideración y agradecimiento, se trata de eso. Cuando ya estamos acostumbrados a un ritmo de vida y a unos privilegios parece que no nos saciamos, que queremos más, y es bueno querer siempre prosperar, pero también es bueno ser humilde y agradecido con lo que tenemos aunque no sean tiempos de abundancia. Todos los tiempos pasan, los buenos y los malos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario